Tras nueve horas de carretera ya empieza a oler a mar.
La arena es dura, el agua clara. Ya estamos aquí. Ya es verano.
Las sombrillas, las toallas. Los barcos, la luna. Las calles empedradas, las flores en las ventanas. Hay una fiesta en el pueblo.
La sal en el pelo. La sal en la piel. Las frutas del mercado. Los señores jugando a las cartas en el Café.
Tanta gente se enamora de estos pueblos. Vuelven cada año, a desconectar del mundo. A este oasis donde el tiempo corre de otra manera.
A mi también me gustaría volver. Ser como estas señoras que vienen desde hace treinta años. Que conocen todo lo que pasa por aquí. Hoy hay sardanas en la plaza. Mañana tenéis que subir a ver el faro.
Último desayuno. El viaje es largo.
Nos gustaría quedarnos pero prometemos volver. Prometemos volver cada año, para descansar de la vida. Para conectar con la vida, más bien.