Número 15: Going forward

La última vez que realmente miré al cielo era agosto, estaba en la linde de un bosque y las Perseidas bañaban el manto negro bajo el que nos habíamos tumbado. Hacía frío, un frío al que no estaré nunca acostumbrada en verano, pero los fogonazos de luz de las estrellas fugaces alimentaban una nueva sensación de calidez en mi interior. Llevaba muchos años intentando entenderme. En algunos momentos, lo había dado por perdido. Una mano amiga señaló un conjunto de estrellas situado por encima de la silueta aún más negra de las copas de los árboles. Me dijo qué constelación era. Olvidé el nombre a los pocos minutos, pero encontré respuestas a preguntas que había estado buscando. Cada una de las estrellas tenía un nombre y un hilo finísimo como el de la tela de una araña hacia de nexo con la siguiente. Ahí estábamos nosotras –desperdigados en el amplio espacio– mirando al cielo y sabiendo que estábamos unas al lado de otras. Abracé a mi amigo y me prometí mirar hacia delante.

Me llamo Mery, y mientras lees esto estoy comenzando la primera página de un capítulo en el que espero escribir más que en los anteriores. Os doy la bienvenida al número de octubre de Vemödalen. Pasad, pasad…

 

María Valles. Octubre 2018.