Número 22

Nunca sé como empezar una conversación en el ascensor si no es recurriendo al tiempo: lo caluroso o frío que está siendo ese día en concreto, cuánto se echa en falta la lluvia, cuánto se echa en falta de deje de llover un rato, ya sabéis.. ese tipo de cosas...

Ya es agosto. Ya comienza esa sensación de empezar a terminar el verano. Agosto es un mes parecido a enero. Lleno de proyectos y promesas a llevar a cabo que cuando te quieres dar cuenta ni siquiera los has puesto en marcha.  Pero no hay que angustiarse tampoco por eso… en realidad, aunque uno no se percate, la naturaleza del mes de agosto es de tránsito, de transformación.

Las aguas se mueven tranquilas y la brisa ya no es tan tórrida como en julio.

Agosto trae una promesa escondida de algo más grande a la vuelta de la esquina. Sólo hay que esperarla pacientemente, sin perder el foco en ella, recordando que la fruta sólo cae del árbol cuando está ya madura.

Que os aproveche.

Miguel Hernández. Agosto 2019.