Últimamente he paseado mucho por Vallecas. No es algo que quería hacer, sino que me han medio obligado. Lo que más me llama la atención es ese tufillo a decadencia que hay en ciertas zonas. Como en todos los barrios de la periferia, dirás. No. No siento ese abandono en mi barrio, Canillejas, no lo siento en Moratalaz, ni en Aluche. Es como si se hubieran rendido.
Así que este proyecto que no quería hacer, en un barrio que no quería conocer, se ha convertido en un pequeño fotolibro, en cuyo original hay una errata garrafal porque yo también me rendí con el proyecto. Me ha parecido tan apropiado que, tras otro intento fallido de corregirlo, así se ha quedado impreso.
Lo que veis aquí es una versión digital del original. Está impreso en un cuaderno comprado en una tienda que iba a cerrar en el barrio. Por eso veis la cuadrícula.
El nombre viene de una escultura del colectivo Todo por la Praxis que pretende dar visibilidad precisamente a este movimiento. Instalada en el parque de Palomeras Bajas, sólo tenía permiso para ocupar ese espacio 3 meses y luego hubo que luchar para conseguirle un emplazamiento fijo. Como si alguien no quisiera que eso estuviera allí. Hecha de ladrillo, un material tan poco noble, tan de Vallecas, tan como el cuaderno que se merecía llevar ese título.
El cuaderno es un recorrido por las tiendas tapiadas del barrio y por los centro comerciales abierto de par en par que han barrio algunos de esos negocios.
Así que sí. El barrio es nuestro. Pero todo, ¿o sólo lo que nos dejan?