Número 2: Notas del editor

Se tiende a pensar que lo que diferencia al virtuoso o al genio del mediocre es un don que le permite crear algo innovador donde los demás sudan, sesudos ellos, de manera estéril.

Nada más lejos de la realidad. La creación parte de una idea... pero en realidad es fruto de la tenacidad y de la constancia. Del ensayo y del error. No lo digo yo, lo dicen estudios consistentes y todos los que se dedican crear en su día a día.

La perorata viene al caso. Este es el segundo mes tras el alumbramiento de Vemödalen y al retoño hay que alimentarlo. Una criatura de maternidad trina (¿eso no nos hace un poco más divinos?) en la que tres fotógrafos compartimos imagen y texto con el único compromiso de que al menos haya una publicación mensual. No hay acuerdo ni exigencia en el código ni en la semántica visual, tampoco en la temática, ni en la narrativa… Quisimos crear un espacio donde el visitante - bienvenido seas - se pudiera encontrar propuestas de lo más variopintas. Es como en la comida: la mezcla de sabores dispares crea en conjunto un delicioso plato que asombra por su combinación.

Y ahí es donde entra la constancia y tenacidad. Parir es un acto de esfuerzo y en muchos casos de pujar - y empujar - lo que uno tiene dentro hacia fuera, no tanto de genialidad. Para los menos empáticos o los que no se puedan imaginar un parto en sus carnes: recordad cuando cagáis tras un fuerte estreñimiento. El ejemplo, en esencia, os valdrá igual.

Miguel Hernández Subirá. Septiembre 2017.