Hacer un retrato, no implica siempre captar la esencia del retratado. No siempre se trata de reflejar la naturaleza de sus rasgos o de sus gestos. De buscar una expresión que defina a esa persona o su estado de ánimo. De definir a alguien a través de una imagen.
Muchas veces, cuando hacemos un retrato a otra persona nos estamos definiendo a nosotros mismos. Utilizamos a la persona que tenemos ante la cámara como medio de expresión, como canal para reflejar nuestros propios sentimientos, aunque muchas veces ni siquiera seamos conscientes.
Ese es uno de los grandes poderes de la fotografía. Con solo una mirada, sólo un gesto, en un instante, se pueden decir demasiadas cosas.
Gracias a Irene por representarme, por fluir y expresar mejor que yo lo que está en mi cabeza.