La ciudad y las plantas

Me he dado cuenta de que últimamente solo hago fotos con plantas. Mirando mis carretes en los últimos meses soy consciente de hasta que punto es una obsesión.

Paseo por mi barrio cámara en mano, tratando de encontrar la inspiración. Llevo demasiado tiempo sin salir de Madrid. La ciudad me agota, siento que se me escapa el tiempo entre coches y cemento, y gente cansada, y gente que va corriendo a todas partes. 

Pero ahí están las plantas. Las percibamos o no, ocupan cada rincón de la ciudad. Trepando a los edificios,  adornando balcones, sobreviviendo en las glorietas. Me gusta imaginar que un día su crecimiento se descontrola, que se atreven a saltar los límites que se han establecido para ellas, colonizando las aceras y las carreteras, formando una jungla urbana, extraña y salvaje en la que perderse. 

Las plantas no sólo hacen la ciudad  más habitable, la hacen soportable. Creo que para mi, fotografiarlas no es obsesivo, es terapéutico. Una vía de escape, algo que me recuerda que hay vida más allá del hormigón.