Últimamente el tiempo va demasiado rápido. Gasto los carretes demasiado lento. No me siento a pensar ni a escribir, casi no me paro a mirar las flores.
Hace unas semanas recogí en una bolsa las camelias que se pudrían en el suelo. Me las llevé a casa y les hice un homenaje.
He leído que las camelias no tienen perfume y no soportan el frío. Yo creo que todo encaja.