Me da rabia octubre. En Madrid pasamos del maldito calor al maldito frío. Sin otoño de por medio. Por los pasillos se empiezan a oír las primeras toses y las primeras quejas. Con lo bien que estábamos en verano. ¿Qué verano? Si ya se me ha olvidado.
Y me da más rabia todavía que no nos acordemos. Si fue hace un par de meses. ¿Tanto corre el tiempo? ¿Tan ocupados estamos siempre?
Pues yo me niego a olvidarme tan rápido. Me acuerdo de los atardeceres y las fotopies. Como si fuera un instagramer cualquiera. Y de todo lo que pasó en medio. Pero sí, principalmente de los pies.