¿También se ha acabado tu verano?
El mío sí.
Por ello trato de sostener en la memoria los lugares que he pisado en las últimas semanas. Trato de apurar los olores, los sonidos, y los días tranquilos de mar y bosque.
Hay tierras que sanan, Galicia es una de ellas. Hay una musicalidad ligera y alegre en su atmósfera que se materializa en el acento de los lugareños.
Te devuelve las ganas de disfrutar de la comida como cuando eras niño, y de repente llenas los pulmones con mucho más aire del que te recordabas capaz.
El verano se ha terminado. Además de un día para otro.
Tampoco vamos a ponernos dramáticos, os confieso que no me ha dado pena regresar a mi seco y caluroso Madrid ni al trabajo. Año tras año siempre afronto estas transiciones vacacionales como un reto. ¿a ver cuánto tiempo consigo no repetir los hábitos con los que llegué a mis vacaciones? Ya sabéis, esos como respirar rápido, no llenar los pulmones del todo, apretar el estómago ante la lista de cosas que has de hacer a lo largo del día, comer a toda velocidad, etc. Seguro que podéis ampliar la lista con ejemplos propios.
Pero volvamos a lo importante, Galicia sana.
Ahora toca tratar de buscar el murmullo del mar en el sonido lejano de las carreteras, y el fulgor verdoso del follaje en el granito de los edificios. Soy capaz de eso y más.
Entonces… ¿tu verano también se ha acabado?