La bailarina que me salvó

La inspiración es maravillosa. Lo malo es que suele estar bastante escondida la muy... esquiva. 

Hay una cita que me encanta: la inspiración no está donde la buscas, está donde la encuentras. Esa frase la encontré en una camiseta, lo que le resta un poco de epicidad al asunto pero la reafirma.

Os cuento esto porque no la he encontrado durante meses. No veía el tiempo ni las ganas de volver a encontrarla. Tanto, que la opción de tomar un descanso largo ha pasado varias veces por mi cabeza. Centrarme en mi trabajo, olvidarme de la necesidad creativa y si vuelve a llamar a la puerta, pues ya veremos. 

Pero siempre hay una bailarina en mi vida que me la devuelve. Siempre con una idea medio improvisada, siempre sin saber muy bien qué resultado buscamos. A veces me empeño en que la inspiración tiene que materializar una idea concreta, pero la mayoría de las veces trae más bien una sensación bastante difusa. Y sobre esa idea difusa, hay que salir a experimentar.

Se me olvida con bastante frecuencia y una vez más había pensado en dejarlo un tiempo. Una vez más, fue una bailarina la que me salvó.

PD: Gracias Irene.