Quería hablar de Madrid. Recopilar unas cuantas fotos, unas cuantas palabras, dedicarle un homenaje a la ciudad que he habitado durante nueve años. Llevo dándole vueltas varios días, pero ¿cómo hacerlo si Madrid es inabarcable?
Han sido cientos de paseos cámara en mano. Madrid me ha enseñado a fotografiar, a buscar ese punto de color, esa luz que de repente aparece mágica entre el hormigón, donde la metrópolis se hace más amable, menos monstruosa, y permite que me evada de esta mole que tantas veces me ha tragado, pero que siempre me ha devuelto a flote.
Gracias Madrid, te perdono.