Eso que dicen de que al lugar en el que has sido feliz es mejor no volver me parece una mierda. Yo creo que a ese sitio del que almacenas solo buenos recuerdos tienes que ir una y otra vez, para que te pasen más cosas buenas y otras no tan buenas y puedas pensar en ese lugar sin melancolía, sin idealizarlo, sin acordarte solo de lo positivo. Para que ese sitio sea, no solo una cosa increíble de tu pasado, sino algo continuo, permanente, un espacio que, a base de pisarlo, se acaba convirtiendo en una casa.
Londres fue mi casa durante un año y sigue siendo mi casa ahora, aunque solo vaya un fin de semana al año. Esta será siempre una de mis muchas ciudades.