¿No os pasa que la Navidad os deja siempre un regusto agridulce? El 7 de enero para mí es un día extraño. Siento alivio y tristeza, energía y ansiedad. Se junta el vértigo que me da el tener un nuevo año por delante con la angustia que me genera el pensar en lo rápido que corre el tiempo. Las celebraciones navideñas me sobrevuelan sin darme cuenta y para cuando he abierto los ojos todo ha pasado y ya no tengo nada a lo que agarrarme. Esto me pasa todos los comienzos de año.
Este enero está siendo particularmente raro. Pienso en el 2022 y no sé muy bien qué es lo que ha pasado; así que rebusco en mis archivos. Las fotografías siempre me han atado a la realidad, me recuerdan que yo estuve allí y que vi lo que vi. Estas son las pruebas visibles de que no me he vuelto loca.