El día 1 de enero a las 00:11 me llamó mi abuela por teléfono. En un primer momento me asusté, ya que mi yaya hace tiempo que no celebra fin de año y decide irse a dormir sobre las 22h religiosamente, sin romper su hermética cotidianidad. Al coger la llamada me felicitó el año de una forma muy animada, notaba las copas de más en su voz. Me explicaba que estaba en casa de su amiga Mercedes y que, como iban a pasar ese día solas, decidieron montarse ellas la fiesta. Me puso feliz escucharla empezar así el año.
Siempre he tenido la superstición de pensar que como pases el primer día del año es un resumen de cómo irán los otros 364 días. Es una presión que debería abandonar algún año de mi vida, pero no va a ser éste.
Cuando volví del viaje y fui a verla me explicó esa noche entre risas y bromas. También hicimos las primeras fotos del año de ese proyecto fotográfico que compartimos y del que tantas horas ocupa en mi vida y dispersa cabeza.
Así que este año si hemos empezado tan bien todo nos indica que nos saldremos con la nuestra :)