He dudado mucho sobre qué escribir hoy aquí. De hecho, esta es la cuarta vez que empiezo una frase de inicio. Mi idea era escribir una historia inventada, que es algo a lo que recurro mucho porque me da libertad para vivir cosas que nunca han pasado. Pero me he dado cuenta de que hoy tengo la imaginación bajo mínimos. Hay circunstancias que me mantienen pegada a esta silla rosa y hoy no puedo escapar del presente ni de la realidad. Por eso he elegido enseñaros estas fotos; como no puedo huir de lo real a través de las palabras, lo hago a través de imágenes temblorosas y trepidadas. Las hice un día en las que todo pasó como si fuera un sueño, un día que no sé si fue verdad o no. Un día de botellas de vino vacías, de carretes por terminar, de visitas a un museo con los ojos medio cerrados. Un día extraño, que son los días que más me gustan a mí.