Dicen que está aquí desde hace dos siglos, y que en los inviernos casi lo cubre el mar. Estar aquí es retroceder en la historia, rememorar tiempos olvidados. Aquí viven como ya no se vive casi en ningún sitio. Con la primera luz del atardecer este lugar parece un oasis en el desierto de hormigón en que se han convertido estas costas.
A la Algameca Chica la llaman “la Shangai murciana” y la califican de ilegal. Sus más de cien habitantes viven autogestionados, cooperando para llevar agua y electricidad a sus viviendas. Su supervivencia es una eterna incógnita, no se puede vivir al margen del sistema, no se puede vivir sobre el mar. A pocos kilómetros la colosal mole de ladrillo que es La Manga continúa siendo símbolo del sueño español, paradigma de la prosperidad en forma de aberración ecológica.
La paradoja capitalista en su máximo esplendor. Anarquía urbanística sólo si es de lujo, vivir sobre el mar sí, pero en hoteles de 5 estrellas.