En ocasiones lo figurativo nos distrae de lo importante. Tanta información abundante, tanto detalle preciso, tan claras las líneas y los contornos, hacen que nos quedemos con la primera respuesta que nuestros ojos ofrecen.
Es normal querer desgranar el misterio cotidiano que supone estar en el mundo. Ese mirar y apurar los objetos que nos encontramos en el día a día hace incluso que la maravilla de lo efímero parezca una constante anodina. La costumbre deriva en rutina, y así nos perdemos lo novedoso que cada instante ofrece escondido entre sus pliegues.
¿Cómo aprender a sostener la Pregunta sin responderla? ¿Nos vale con enmudecer para poder escuchar cómo se amplifica hasta que nuestra necesidad de explicar el mundo sea más fuerte que nuestra voluntad de admirarlo sin más?
Lo figurativo te está distrayendo de la verdad. Aquello que ves te está alejando de lo que buscas.
¿Cómo aprender a mirar de nuevo?
Cierra los ojos y corre contra el viento.