En matemáticas usamos un método para intentar encontrar una solución óptima a un problema: seguir el camino de menor resistencia. Ir en contra del gradiente, pero en mi cabeza suena más como ir a favor de pendiente. Y si lo piensas, no lo hacemos sólo sobre el papel, sino que nuestra vida va un poco así: de un punto al siguiente siempre por el camino más fácil.
Viajamos como vivimos: normalmente a lo fácil, de monumento en monumento repitiendo lo que ya hemos visto en la guía. Y por el camino nos dejamos lo difícil. La experiencia, lo que no es turístico.
Todo esto lo pienso en un autobús de vuelta de Göreme a Kayseri mientras ojeo las fotos en la pantalla de la cámara. Y me alegro porque sólo tengo monumentos el primer día.
Os presento mi versión de Turquía, sin Santas Sofías ni Mezquitas Azules. ¿Es cómo la imaginabais?