¿Qué tengo que aprender de tu fantasma?

Cuando me pediste dejar de vivir juntos y terminar la relación vi la oportunidad de dejar Madrid y buscarme la vida en el norte, en la zona más recóndita del Pirineo. Hace ya 7 años de ello y nunca me he arrepentido.

Los primeros años fueron duros, como no podía ser de otra manera. Aprender a vivir sin ti no formaba parte de mis planes, pero a base de silencio, de abrazar árboles  y del intenso verde que me rodea acabé podando todas las zarzas que llenaron tu ausencia. 

Sólo me visitas ocasionalmente en sueños y no los entiendo. En ellos todavía me rompo de dolor al querer abrazarte y sentirte distante e indiferente. Se apodera de mi un apego a tu persona que anula mi sensación de valía propia. Literalmente es sentir que sin ti no merece la pena la vida.

Curioso, porque es algo que nunca sentí cuando estábamos juntos.

Al despertarme, asustado por ese secuestro de emociones, todo se diluye al momento sin que me de tiempo a analizar nada. Las imágenes acontecidas quedan pero todo el dolor desaparece. Recupero el sentido común  de inmediato y toda la agonía previa parece un sinsentido,  una soberana estupidez... 

¿Qué tengo que aprender de esos sueños? Si no me acuerdo de ti durante meses ¿por qué me visita tu fantasma de esa forma?

Los días siguientes a esas noches procuro pasear más tiempo entre el verdor de los árboles. Deben quedarme espinas pendientes de podar en ese hueco que dejaste.