Una tristeza vaga, profunda y sosegada

Melancolía:

1. f. Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente […]

Ramona llegó a casa y se preparó para pasar lo que ella llamaba “una tarde hundida en la mierda”. No recordaba muy bien cuándo había empezado a aficionarse a estar triste. Parece que fue con una mala racha, pero después la mala racha pasó y aunque ya no tenía motivos para estar jodida, Ramona siguió encontrando momentos para llorar desconsoladamente. No le costaba demasiado meterse en faena: se sentaba en un sillón en la oscuridad y se ponía a recordar. Bucear en la memoria puede traer emociones muy intensas, ella solo tenía que pensar en las decepciones, los abandonos, los enfados y en algunas personas con las que ya no podía contar. También se acordaba de momentos en los que había sido muy feliz y se centraba en el hecho de que aquello ya no no iba a volver. Entonces, la maquinaria se activaba; primero un presión en la boca del estómago, después la sensación de angustia y por último las lágrimas, que empezaban a caer a raudales hasta que ya no tenía más.

La tristeza vaga, profunda y sosegada la envolvía y ella se dejaba llevar. Y al salir de casa, veía todo más nítido, más claro, como si las cosas tuvieran mucho más sentido.

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