Viajar siempre es una posibilidad para ensanchar la capacidad de asombro. A veces hago el ejercicio de tratar de mirar mi barrio, recorrido hasta la saciedad, como si fuera un turista que lo pisa por primera vez. ¿Qué me sorprendería?, ¿qué fotos nuevas descubriría escondidas?, ¿cuánto me cautivarían los rincones que ahora mismo ignoro con automatismo cuando paso a su lado?
Hoy comparto fotos de un viaje a Italia en el verano de 2018. Roma, Florencia, Venecia. Ciudades en las que me parece imposible llegar a acostumbrarte a vivir en ellas y mirar a tu alrededor sin inmutarte.
Viajar te reconcilia con la vida, porque te recuerda el constante movimiento y transformación que ésta es. A veces tenemos la ilusión de que sólo existe pasado y futuro, y que el presente pasa a tu lado sin que te des cuenta. ¡Qué error tan paradógico!
Llevas viviendo toda tu vida con la misma conciencia de presente que tienes en este mismo instante…. Visto así: ¿dónde quedó el pasado y el futuro?
¡Que mi viaje por la vida sea un mirar perplejo!