Conduzco por la carretera. Carretera que no conozco. Conozco solo el coche. Coche que es mi refugio. Refugio de la lluvia. Lluvia que no cesa. Cesa el ruido. Ruido que me aturde. Aturde la niebla. Niebla que me envuelve. Envuelve el frío. Frío que me cala. Cala el vacío. Vacío que me llena. Llena la cámara. Cámara que es mi arma. Arma que dispara. Dispara fotos. Fotos que no veo. Veo solo el camino. Camino que no tiene fin. Fin que no espero. Espero solo el olvido. Olvido que no llega. Llega el cruce. Cruce que no elijo. Elijo solo seguir. Seguir conduciendo. Conduciendo hasta el final. Final que no sé. Sé solo que hago la última foto. Foto que no me importa. Importa solo el instante. Instante que se acaba....
El niño miraba atentamente a su padre. Conducía mirando fijamente la carretera pero tenía los ojos perdidos. A veces hacía fotos a través del cristal, sin parar de conducir. Disparaba la cámara como si al hacerlo fuera capaz de gruñir al oído de lo que fotografiaba.
... Cesa el ruido. Ruido del motor. Motor que avanza. Avanza sin rumbo. Rumbo incierto. Incierto destino. Destino desconocido. Desconocido pero decidido. Decidido a seguir. Seguir adelante. Adelante, sin parar. Parar el tiempo. Tiempo que se escapa. Escapa entre los dedos. Dedos fríos en el volante. Volante que guía. Guía mi camino. Camino sin fin. Fin incierto. Incierto futuro. Futuro desconocido. Desconocido pero no temido. Temido solo el vacío. Vacío que me llena. Llena la mente. Mente confusa. Confusa pero firme. Firme en mi camino. Camino que continua. Continua sin final. Final que no importa. Importa el viaje. Viaje interminable. Interminable como esta carretera. Carretera que se desvanece. Desvanece en la noche. Noche eterna. Eterna como mis pensamientos. Pensamientos que van y vienen. Vienen y se van. Se van como las luces. Luces que parpadean. Parpadean en la distancia. Distancia que se acorta. Acorta mi respiración. Respiración agitada. Agitada pero decidida. Decidida a seguir. Seguir adelante.
El niño miraba a su padre. Estaba raro. El padre miraba de vez en cuando a su hijo y sonreía. Pero seguía estando raro. Al cabo de un rato decidió despreocuparse y quedarse dormido.
A fin de cuentas estaba con su padre. Fuera estaba lloviendo y hacía frío. Pero él estaba con su padre. No había nada de qué preocuparse.