Todo bien

No sé por qué me siento a gusto en los sitios desangelados. La decadencia me calma.

Quizá sea la ausencia de esfuerzo por conseguir la belleza. La despreocupación estética de lo que simplemente está ahí, sin más pretensiones. Esa humildad de los lugares feos me hace sentir tranquila, como si yo también dejase de sentir la presión.

Me veo buscando mi paz en esos sitios un poco absurdos, incongruentes. Me divierte y me reconforta a la vez.

“Todo bien” rezaba con letras gigantes una de las naves del polígono. Últimamente creo en los presagios, veo señales en todas partes. Será que en tiempos difíciles tendemos a agarrarnos a cualquier cosa.